Comentario
La civilización india, uno de cuyos valores más importantes es la procreación, ha sabido como ninguna otra rendir culto al amor carnal como símbolo filosófico de creación y origen de la vida. Una de las mejores manifestaciones de esta forma de pensamiento es el tratado conocido como Kamasutra, un antiguo texto ritual escrito en sánscrito por Vatsyayana, un autor de la corte gupta, entre los siglos IV y VI. En el Kamasutra (de Kama, dios del amor, y Sutra, normativa) el amor carnal, interpretado como la unión del individuo con la divinidad o de los principios del cosmos, es representado gráficamente sin tapujos ni falsos pudores, con toda sinceridad. Parejas o grupos son representados realizando el amor de manera abierta y en absoluto obscena, con emotividad, mostrando toda clase de posiciones y variantes.
Aparte del Kamasutra, la fascinación india por la exaltación de lo sexual se manifiesta en las numerosas esculturas y relieves que adornan su templos, como los de Kandariya Mahadeva, Laksmâna, Visvanatha, Parsvanatha y Devi jagadamba, en Khajuraho; los de Muktesvara, Lingaraja y Rajarami, en Bhubaneshvar; y el templo de Surya en Konarak. Las escenas, que representan a parejas o grupos practicando el sexo, son llamadas mithunas.
Del Kamasutra se han dado varias interpretaciones, habiéndose realizado posteriormente otras variantes. De entre todas, la más importante es la que realizó el escritor sánscrito Yashodara Indrapada en el siglo XIII, llamado Jayamangala o Collar de la Victoria.